domingo, 14 de octubre de 2012

 
 
Antes de llegar a la sección editorial de cualquier revista de sociedad habrás de sortear 10 o 15 páginas dedicadas a la promoción de relojes de plata y oro orsa con una capacidad de inmersión de 10 metros de profundidas, lociones francesas, automóviles con 500 caballos de fuerza que van de cera a 100 kilómetros por hora en 2.6 segundos y corbatas de seda italiana.
Nadie va a sumergir su reloj 100 metros. Nadie va a acelerar su automovil  de 0 a 100 kilómetros por hora en dos segundos.
No son productos, son símbolos de Status. De prosperidad material. Son símbolos con los cuales buscamos ganarnos los favores y el amor del mundo que nos rodea.
En un mundo en el cual el dinero ha sustituido a Dios, no participar en este festín consumista equivale a no existir.

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