jueves, 8 de noviembre de 2012

el intruso nocturno

 
Pasada la madrugada desperté sobresaltado a causa de un sueño intranquilo que desapareció de mi memoria antes de que mis ojos terminaran de acostumbrarse a la oscuridad.
Tanteando el buró a lado de mi cama tomé un vaso de agua casi vacío y bebí.
Tenía sed, por lo cual encendí la lampara y me dirigí a la cocina.
Después de tomar agua me senté, tratando de recordar sin éxito los personajes, la trama y los diálogos de mi sueño. Sin embargo no fui capaz de recordar el menor detalle.
Somnoliento y aún intranquilo me dirigí de nuevo a mi cuarto.
Antes de encender la luz percibí un sonido rítmico, sutil, apenas perceptible.
Despues de un rato caí en la cuenta que alguien dormía en mi cama y que aquel sonido era el ir y venir de su respiración.
De la misma forma que la noche anterior, caminé a tientas en la oscuridad con el objetivo de no perturbar al durmiente.
Encendí brevemente la lampara y comprobé que quien dormía en la cama era yo. Mi rostro mostraba la expresión de un plácido sueño. Mis párpados se movían.
En los últimos meses me había acostumbrado ya a estos incidentes de medianoche. Y al igual que antes, preferí no intentar despertarme, por lo que tomé el vaso vacío del buró  y dormí como un angel en el sofá de la sala, hasta que el alarido atroz del despertador interrumpió mi sueño.
Antes de prepararme un café me dirigí a mi recámara. No había nadie en mi cama. Las sábanas se encontraban perfectamente tendidas, por lo que me limité a beber el vaso rebosante que unas horas antes había retirado del buró.
Después me preparé para salir al mundo. 

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